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Félix Baumgartner: el hombre supersónico

 El hombre supersonico

Hoy por hoy es la nueva sensación en cuanto a records de velocidad, consiguiendo tres de los cuatro que quería imponer. Su nombre está en boca de todos y ya tiene un lugar en la historia del mundo moderno. Hablamos por supuesto, de Félix Baumgartner: el hombre supersónico.

Nacido para romper records, este austriaco de 43 años, llevaba tiempo acaparando la atención del mundo pues a lo largo de su vida ha sumado varios desafíos a su extenso y desafiante curriculum: él fue el primero en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre y saltar desde monumentos como el Cristo Redentor de Brasil. Ahora ha conseguido ser el primer humano en romper la barrera del sonido –match 1- sin ningún tipo de vehículo y en caída libre a 1.342,8 km/h. También  el vuelo tripulado en globo a más altura, con 39.045 metros y el salto en paracaídas desde más altura, con 38.900 metros.
Su salto desde la estratosfera había sufrido dos cancelaciones consecutivas el pasado martes debido a las fuertes rachas de viento que asolaron el desierto de nuevo México, desde donde Felix se elevo en un globo que contenía la capsula de 1.315 kilos desde la que se lanzaría. 



Los riesgos asumidos en el desafío son muchos: la presión era inferior a una centésima de atmósfera, la temperatura de 20 grados bajo cero y una intensa radiación ultravioleta del Sol, ya que desde la altura a la que se elevo,  la protectora capa de ozono quedaba por debajo de sus pies.
 
150 cadenas de televisión de todo el mundo siguieron de cerca la hazaña y las multitudes enloquecieron cuando Baumgartner alcanzo en caída libre  los casi 1.350 km/h después de caer los primeros 10.000 metros en unos 40 segundos ya que en el espacio no había aire que frenara su desplazamiento. Momentos en los que estuvo a punto de perder el conocimiento. Sin embargo, el traje y la escafandra diseñados por la NASA, lo ayudaron a resistir la aceleración y el calor provocado por la velocidad. Al atravesar la barrera del sonido, su cuerpo se vio “golpeado” por el aire que se comprime  y provoca los estallidos sónicos, ese ruido que escuchas cuando un avión pasa por el cielo de tu casa. 



Así, Felix tuvo que aguantar las fuerzas que se aplicaban sobre el y además controlar su caída para finalmente aterrizar con éxito e imponer, sus nuevos records mundiales.
 
Algunos dicen que lo hizo por pasión, otras más que solo como una estrategia publicitaria financiada por Red Bull. Lo cierto, es que sea cual sea la razón, estamos ahora frente al triunfo de la tecnología y la voluntad humana.

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