Chernobyl: la noche del fin del mundo

 El reactor nuclear de Chernobyl

La noche del 26 de abril de 1986, exactamente a la 1:23 hrs, el reactor número 4 de la central de Chernobyl en Ucrania, provoco el mayor desastre nuclear en la historia de la humanidad. 24 mil años tendrán que pasar para que las generaciones del futuro, quizás, puedan volver a habitar el lugar donde el tiempo se detuvo, donde la muerte arrasó con miles de personas y marco la vida de millones más.

La ciudad de  Pripyat, fue la primera en sufrir los estragos de la explosión, 500 veces más potente que la provocada por los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki en la segunda guerra mundial. Un sobrecalentamiento en el reactor, provocado por una falla en las barras de regulación, movilizo a los ingenieros que ya nada pudieron hacer para detener la inminente tragedia. Minutos después el mundo pudo sentir la fuerza de la explosión que  hizo volar por los aires la losa del reactor y las paredes de hormigón, lanzando fragmentos de grafito y combustible nuclear fuera de la central, ascendiendo en una nube de polvo radiactivo hacia la atmósfera. La estela de radiación fue detectada por centros de todo el mundo, desde Europa hasta Asia y América.  La explosión provocó directamente la muerte de unos 30 trabajadores de la central.

La ciudad de Pripyat

El incendio provocado por la explosión, tardo 14 días en poder ser controlado y aumentó los efectos de dispersión de los productos radiactivos como el Yodo-131, Cesio-137, el gas  Xenón y el plutonio. Durante este periodo, 200.000 liquidadores (voluntarios que ayudaban en las tareas de levantamiento de escombro) murieron. Estos héroes o victimas en su mayoría anónimos,  cuyas edades oscilaban entre 20 y 45 años, usaban trajes de plomo de 30 kilos y solo podían estar expuestos a los escombros radioactivos por no más de 2 minutos, dada la intensidad de la radioactividad. Aquellos que decidían aguantar por más tiempo, morían al instante, producto de las quemaduras provocadas por el intenso calor y la radiación que les había disuelto completamente los órganos, pues alcanzaba niveles 50 millones de veces más alto de lo que puede soportar cualquier organismo vivo.

Durante los siete meses siguientes al accidente, los restos del reactor nuclear 4 accidentado fueron enterrados por los liquidadores, mediante la construcción de un “sarcófago” de 300.000 toneladas de hormigón y estructuras metálicas de plomo para evitar la dispersión de los productos de fisión. Las autoridades de la URSS evacuaron, en 1986, alrededor de 115.000 personas de las zonas que rodean al reactor y se trasladaron a 220.000 personas de Bielorrusia, Rusia y Ucrania y las ciudades aledañas a la central nuclear quedaron abandonadas hasta hoy.

La ciudad se volvio un mundo fantasma

Hasta el año 2005 se registraron más de 6000 casos de cáncer de tiroides en niños y adolescentes que habían sido expuestos a la nube de radiación en el momento del accidente en países cercanos como Bielorrusia, Rusia y Ucrania, y se pueden esperar más casos durante las próximas décadas. Según estimaciones, 4 o 5 mil mas.

Hoy, un cuarto de siglo después del más grave accidente nuclear, siguen entrando cada día en la zona de exclusión unas 3.500 personas para continuar los trabajos de limpieza y tardaran 50 años más. Después de la noche del fin del mundo,  el desastre de Fukushima, en Japón el año pasado, reabrió el debate sobre la energía nuclear y sus riesgos. También llevará décadas desactivar la central de Fukushima y aun no se sabe, si esa región del mundo, se volverá con los años al igual que Chernobyl: un desierto nuclear más.


En el apocalipsis de San Juan, la visión terrible del fin del mundo por una estrella que contamina todo a su paso es revelada. “Ajenjo” es el nombre que recibe y como si la profecía se hubiera cumplido, Chernobyl significa precisamente eso…AJENJO.

 

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